Los resultados de los comicios electorales del 3 de julio, llaman la atención de algunos especialistas, que centran su análisis en el Estado de México. Diversas opiniones expresan que hubo inequidad, acarreados, votos comprados, despensas y regalos otorgados; en fin, toda una maquinaria política que operó para sacar el triunfo. Y sí, ganó el PRI, ganó Eruviel Avila y por supuesto, Enrique Peña Nieto.
Pero, ¿de verdad estos señalamientos fueron determinantes? Si es así, entonces porque perdió el PRI en Oaxaca, Sinaloa y Puebla en las elecciones pasadas. Vamos por partes, tratemos de sacar la hebra a la bola de estambre. Estas entidades estaban bajo el control priísta del “Gober precioso” y sus tan ventilados abusos de autoridad y de Ulices Ruiz con los problemas de represión y pobreza, aunados a las protestas del magisterio. Por supuesto que el prestigio importa, crea opiniones y líneas de acción, quién iba a apoyar a los candidatos apadrinados por tan singulares figuras. Si a eso le sumamos las alianzas PRD-PAN; todos contra el mal, el cacicazgo y el abuso, y además agregamos un buen candidato que trae bajo el brazo una agenda de trabajo con puntos en común de dos ideologías políticas contrarias, suena bien.
Bajo el contexto del triunfo logrado, resulto viable repetir la tónica en el Estado de México, sin considerar en un primer momento las variantes: no hay candidato carismático común, no hay puntos convergentes, ni siquiera agenda de trabajo, y el gobernante en turno más que parecer el malo del cuento, le daba más a galán de telenovela que se ligo a la magnánima protagonista de melodramas. De esto se percato AMLO y lucho por la no alianza en el Estado de México PAN-PRD mostrando un poco de cordura apoyado por Encinas. Ahora algún estudioso imputan el fracaso a AMLO por no permitir las alianzas. Señores veamos las cosas en la justa dimensión ni sumando los porcentajes de estos dos partidos, pueden siquiera acercarse a los obtenidos por el PRI.
Visto así, en México los colegas, amigos o padrinos políticos, si importan. Si atrás de Eruviel estaba Peña Nieto; de Encinas, López obrador y de Bravo Mena, Felipe Calderón. Analicemos por ahí la cosa, en el primer caso el gobierno de Peña Nieto se ha caracterizado por alianzas con empresarios y grupos de poder político y mediático, mostrando un gobierno que le apuesta a las obras publicas, que se jacta de buen devoto, que hasta El Vaticano fue a parar en una trasmisión televisiva detallada y boda de ensueño, clara demostración en palabras de Maquievelo del “pan y circo al pueblo”.
López Obrador por su parte por momentos caótico, egoísta, intransigente tratando imponer sus ideas al PRD, creando fracturas internas y por último Felipe Calderón “el presidente del empleo” que termino perdido en una guerra que solo él entiende, pero que tienen a México paralizado, con un paso atrás sumido en la inseguridad y el miedo, dejando pasar del lado temas importantes como la calidad educativa y las reformas laborales. Por supuesto que la derrota panista habla mucho del gobierno y la aceptación hacia Calderón.
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Edomex, por Helioflores. El Universal, julio 05,2011 |
Es de esperar que el votante común, lleve de lo macro a lo micro la intensión de su voto y termine seducido por el “menos peor”, por el chico de gran sonrisa y copete despampanante. Se cobraron facturas ajenas y guardaditas, que los partidos políticos no quieren reconocer; se protegen por el auxilio del voto inducido por los grupos de poder, que en cierto grado tiene sus tintes de razón. Por ejemplo, la función narcotizadora de los medios de comunicación que conceden un interés solo superficial a la nota, y que enmascaran a menudo la apatía de las masas. Por ejemplo, si bien se dice que el PRI gano en el Estado de México, los medios hacen poca o nula mención del gran abstencionismo que prevaleció con un 56.5% . Es decir si tomamos en cuenta a todas las personas con posibilidad de votar nos vamos a dar cuenta que menos de 3 personas por cada 10 decidieron que el PRI los gobernara, considerando que Eruviel obtuvo una aceptación del 62.43% en los resultados electorales.
Como se explica lo anterior, el ciudadano interesado y bien informado puede alegrarse de su propia y noble situación de interés y de información, y no darse cuenta de que se ha abstenido de la decisión y la acción. Sabe que es presidido por gobiernos comprometidos con las elites, inmersos en corrupción y malos manejos, pero llega a confundir el conocimiento de los problemas con la acción respecto a ellos.
Es evidente que los medios de comunicación han elevado el nivel de información, con la conciencia plena de que el espectador ante una realidad imperante asume un conocimiento pasivo, que se transforma en conformismo social que proporciona escasas bases para una valoración crítica de la sociedad. Es decir, si ya esta tan publicitado quien va a ganar, para que nos tomamos la molestia de ejercer el derecho al voto.
En palabras de Halloran “los medios de comunicación de las masas financiados por el mundo comercial y por la industria sirven de dique de contención, de modo indirecto, pero eficaz, al desarrollo de opiniones genuinamente críticas” y con esto nos dirigimos hacia una construcción del prestigio, donde el PRI es el gran vencedor sin necesidad de hacer cambios radicales, a la antigüita les va bien; los vencidos no se encuentran así mismo en un paradigma competitivo –faltos de propuestas innovadoras, organización y motivación- y el ciudadano común no quiere hacerse participe.
1 comentarios:
Excelente análisis...por eso en México no avanzamos hacia una verdadera democracia
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